Aceptando que el bronceado es un signo positivo de moda en la actualidad, debemos de aprender a corregir o prevenir los daños que la luz ultravioleta tanto la emitida por el sol como por las lámparas de bronceado artificial pueden ocasionar en nuestra piel.
Se admite que la fotoprotección tiene 3 indicaciones básicas:
Índice
1.- Prevención del fotoenvejecimiento
2.- Prevención de la fotocarcinogénesis
3.- Tratamiento y prevención de enfermedades de la piel agravadas por la luz ultravioleta.
Como norma general deberíamos exigir que nuestros políticos locales nos proporcionen más espacios libres en las ciudades con sombras (más parques) y nosotros deberemos de evitar exposiciones solares en horas intempestivas adaptando nuestra vida y actividades al aire libre a las mismas (12-18h). Fundamental la utilización de ropa adecuada y educarnos en los tiempos de exposición a la luz solar y a las lámparas de radiación artificial.
Nuestra propia piel es nuestra primera barra fotoprotectora que tenemos y lo hace de distintas maneras siendo el aumento de su grosor y el cambio de color (bronceándose) las más importantes.
Es fundamental que conozcamos nuestro fototipo, es decir, la capacidad que tenemos de estar al sol sin quemarnos y además con los medios técnicos actuales (metereológicos) conocer el índice ultravioleta para ser más moderados a la hora de exponernos al sol.
Además de la fotoprotección de nuestra propia piel el paso siguiente sería el uso de ropa apropiada. La malla, color, porosidad, naturaleza de las fibras, peso, grosor y la distancia de la ropa al cuerpo son factores a considerar. Todos sabemos que los tejidos oscuros, o de nailon, seda o poliéster aumentan la protección solar mientras que los blancos, algodón y lino así como la humedad de los mismos disminuyen la misma.
En este mismo terreno no debemos de olvidarnos de los sombreros y viseras que dependiendo de su ala protectora, tienen un factor de protección importante a nivel de mejillas, nariz y mentón.
Las gafas son fundamentales. Deben de absorber prácticamente 100% de radiación ultravioleta y esto es un concepto primordial, por tanto las gafas “de diseño que nos venden en el top manta” siempre las hay que desechar.
Como norma general debemos de evitar el exponernos al sol en las horas de más calor (12-16 horas) utilizar las sombras, llevar tipo de ropa adecuado y cerrar las ventanillas de los coches.
Aplicación de crema solar
Además de todo lo arriba expuesto en los últimos 20 años disponemos de una serie de productos que se llaman FOTOPROTECTORES que, aplicado sobre la piel, previenen de los efectos nocivos del sol, por tanto evitan la quemadura solar, reducen el riesgo de cáncer cutáneo, previenen del fotoenvejecimiento y reducen el riesgo de alergias solares.
Desde un punto de vista práctico deben ser productos que aplicados sobre nuestra piel tienen que ser bien tolerados, cosméticamente agradables, no tóxicos, fotoestables, resistentes al agua y con amplio esprecto de protección.
En la actualidad las formas comerciales de presentación son muy variadas (cremas, lociones, espumas, geles, barras, etc…) y en todos ellos según la normativa europea tiene que existir un número que nos define el factor del protector solar frente a la luz ultravioleta B y al lado un circulito con las letras UVA en su interior que nos garantiza que el producto protege frente a la luz ultravioleta A.
Para que ustedes no se vuelvan locos con estos números hoy día se tiende a agrupar a los fotoprotectores según su categoría de protección en baja, media, alta, muy alta.
Todos manejamos estos productos pero seguramente que lo estaremos haciendo mal. Tenemos que aplicar la cantidad adecuada (2 mgr/cm2), lo que equivale a la necesidad de utilizar un tubo de 30 gramos para una persona de 1,7 metros de estatura.
Una vez que hagamos las cosas bien no debemos olvidar que estos productos son sustancias que se aplican sobre la piel y que, además, en momentos de mucha exposición a luz ultravioleta, por tanto, pueden con relativa facilidad producir efectos adversos: dermatitis irritativa, dermatitis alérgica de contacto, acné, foliculitis, … ¿melanoma?.
En la actualidad está muy de moda los llamados productos de protección interna que consiste en la administración de una serie de sustancias por vía oral. Este concepto que en teoría es práctico en la realidad todavía no existe evidencia científica suficiente que nos asegure esto.
Unas palabras aparte merece la protección solar en el niño pues del daño que se evite en los primeros años de vida ahorraremos la aparición de patología tumoral en la edad adulta.
Hay que tener en cuenta que antes de los 3 años el sistema termorregulador del niño está poco desarrollado y que, antes de los 8-9 años, la epidermis está poco queratinizada y los melanocitos pigmentan débilmente.
En estos casos los productos deben tener una formulación un poco distinta a la de las personas adultas, debiendo ser muy hidratantes, resistentes al agua, resistentes al roce y con un aroma especial.
¿Y los bebés?
El subsistema inmunológico en estas edades no está bien formado. Los dermatólogos no aconsejamos llevar a los niños a la playa antes de los 6 meses y hay que recordar que los padres cuando tienen un hijo único son muy rigurosos con estos consejos pero en cuanto aumenta la familia…
Por norma en niños siempre debemos utilizar cremas si van a la playa siempre FPS extrem pediatrics y si sólo van de paseo FPS 15-25.
Comentar