La dureza de los tratamientos oncológicos
Los tratamientos que deben de seguir los pacientes oncológicos son realmente fuertes y agresivos, produciendo efectos secundarios en el organismo (como cualquier tipo de fármaco), de ahí surge la caída del pelo en las cejas, cabello, barba… o la sensibilidad en la piel entre otras consecuencias.
En el caso de la piel hay que recordar que es el órgano más extenso que tenemos en nuestro cuerpo. La sequedad tras estos tratamientos es muy común en los pacientes, por ello es necesario mantener una correcta hidratación y no exponernos a los rayos solares.
La piel de los pacientes que sufren estas enfermedades y son tratados con quimioterapia o sesiones de radiación presenta una dermis completamente sensible y áspera, en la que es común que se produzcan irritaciones. Su cuidado y mimo resulta esencial para mantener una correcta salud dermatológica.
Debilitamiento del cabello
La pérdida y debilitamiento del cabello quizás sea el efecto más visible producido por los tratamientos de quimioterapia o similares.
Estos medicamentos destruyen las células cancerosas del organismo con la intención de erradicar la enfermedad. Al mismo tiempo también afecta a todas las células del cuerpo que se dividen rápidamente.
Los folículos pilosos al ser células con una alta tasa de recambio, se debilitan de manera muy rápida por la toxicidad de los fármacos administrados.
Al igual que el pelo, las uñas sufren el mismo proceso debido a la rapidez de sus células ungueales, provocando manchas, debilitamiento de las mismas y dando un aspecto quebradizo. Por ello ciertos productos como el quitaesmalte o cualquier otra agresión similar deben de evitarse, manteniendo una higiene e hidratación muy continuada.
Destacar que estas acciones dermatológicas una vez pasado el tratamiento desaparecen, no de forma instantánea, pero a lo largo del tiempo y cuando el fármaco esté eliminado de nuestro organismo nuestras células volverán a funcionar de manera correcta sin alteraciones.
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